domingo, 8 de marzo de 2015

Dudosas Metamorfosis, Leonor Fini. 1953

¿Quiénes somos en realidad? Luchamos por vivir, dentro de un mundo donde es vital formar parte de algo, que de un sentido a cada paso que damos. Nos imponemos metas, deseamos ser algo, que afirme nuestro ser, que nos diga quienes somos. ¿Qué es la realidad? Una realidad que nos exige que creamos, que sigamos un código. ¿Somos nosotros la realidad o solo un producto maltrecho de ella? No se que somos. No se si somos buenos, si somos alguien, que camina o se desliza, que deja de soñar para luchar o sueña para dejar de luchar. Si realmente formamos parte de esta realidad o si esta existe por casualidad. No alcanzo a entender el sentido del ahora, cuando el pasado nos acecha constantemente y el futuro nos ahoga, con vacuas fantasías. Si existe una realidad es perversa, o quizás  un depredador que se rige por su instinto natural. Una extensión de nosotros mismos que nos devora, y de la que gozamos al ser devorados. Vivimos vinculados a emociones, fragmentos del pasado, creencias eternas y poderosas, a versos y leyendas. Somos el fascículo de una historia por terminar o de una historia que hace tiempo terminó. ¿Somos dueños de lo que somos? Observamos el mundo incrédulos, llenos de la alegría que nos sobrecoge al contemplar que todo sigue igual, que seguimos siendo lo que eramos ayer, que junto a nosotros permanecen las personas que completan nuestro hacer de la historia una floreciente emanación de un día soleado. ¿Quién ve la luz cuando solo hay oscuridad? ¿Como cerrar los ojos cuando nunca los tuvimos abiertos? El primer halo de vida es expresado a través del llanto. Cristalino suspiro de felicidad en las mejillas de quienes contemplan por primera el silencio roto por la existencia, que se manifiesta con toda la fuerza que el universo puede contener. Salada marea que arremete contra la realidad y nos hace participe de ella, de la belleza que contiene. Crecemos en el llanto y la sonrisa. En la luz y la oscuridad. ¿Qué ocurre cuando no hay luz? ¿Cuando abrimos los ojos tanto que parece salirse de las cuencas con el único y efímero deseo de volver a recordar la belleza de ese momento en el que el ser se introduce en el frágil cuerpo del recién nacido? En la reminiscencia morimos, sentimos el espejismo del ser, dejando al ente la certeza de la fragilidad, del proceso imparable de metamorfosis.
http://www.leonor-fini.com/fr/peintures/#prettyPhoto[huiles]/42/




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