domingo, 28 de abril de 2013

El Grito Eterno

Una mancha negra se extiende en el interior de los hombres, la ira y el sufrimiento se confunde con la entrañable pasión de los pensadores de idealizar la nada, el vacío de la realidad. Visceral sentimiento que emana como una ráfaga, que rompe el aire expresando la expulsión del universo interior, una vida que se rompe en mil pedazos para reconstruirse con más fuerza y pasión y un nuevo lienzo crece y decrece, como el oleaje de la inmensidad, que abruma al marinero en su ruta por las estrellas y en un instante su mirada se dirige al cielo y vislumbra de manera instantánea la existencia repleta del todo, de la iluminado amor sublime, que traspasa la razón, contrayendo los sentidos en la convulsa y efímera realidad del cuerpo cuya alma trasciende a un mundo donde no hay ideas perfectas ni superhombres sino tan solo nada, la sublime suspensión en la inmensidad de ese horizonte donde todo confluye, donde lo divino y lo espiritual se
convierten en uno solo, se materializa en un titan que dominara los tiempos y el arte por toda la eternidad. 

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